En la mayor parte de los casos las concesiones para explotación de yacimientos de petróleo y gas son adjudicadas sobre la base de períodos definidos de manera estricta, dentro de los cuales la compañía concesionaria debe extraer la máxima cantidad de producto posible. No obstante, dicha extracción debe ser realizada en forma tal que no se desestabilice el yacimiento, lo cual implica mantener unas condiciones de operación que no presenten cambios pronunciados. Una condición de inestabilidad puede comprometer de manera definitiva la productividad de un yacimiento, a pesar de que el resultado inmediato de los cambios sea una mayor cantidad de producto extraído.
Cuando se producen paradas intempestivas en equipos individuales de extracción o, peor aún, en sistemas completos, se deja de extraer producto que en términos prácticos no puede ser recuperado debido a que no es posible modificar las condiciones del proceso. La salida de línea de sistemas auxiliares tales como facilidades de reinyección de agua o de gas también tiene un efecto negativo sobre la tasa de extracción de producto del yacimiento. Por esta razón, prácticamente cualquier parada tiene como consecuencia directa una reducción en la producción que, al no ser susceptible de ser recuperada mediante el simple ajuste de los sistemas para operar con ratas de extracción más altas, constituye una pérdida real para el Concesionario.
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