La industria minera involucra niveles muy altos de consumo de energía y el uso de equipos cuyas características y capacidades hacen que, en caso de que se presenten fallas, no resulte fácil repararlos ni conseguir unidades de reemplazo a corto plazo. Adicionalmente, lo usual es que los procesos impliquen la operación continua 24 horas al día, siete días a la semana, de modo que, salvo casos muy particulares, cualquier falla tiene consecuencias graves desde el punto de producción., máxime si se tiene en cuenta que las potencias involucradas en operación pueden determinar bajo condiciones de contingencia daños muy severos en equipos y riesgos para las personas.
Independientemente de los problemas que eventualmente pueden derivar en la interrupción imprevista del proceso de producción, cualquier ineficiencia en los equipos se refleja en costos de operación elevados por concepto de consumo de energía, disminuyendo los márgenes de rentabilidad.
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